Praga, la capital de la República Checa, es una ciudad que combina historia, cultura y belleza arquitectónica en cada rincón. Con tres días para explorar, se puede disfrutar de una experiencia completa y enriquecedora.
Día 1: Descubriendo la Ciudad Vieja
Comienza tu aventura en Staré Město, la Ciudad Vieja, donde cada calle adoquinada cuenta una historia. Visita la Plaza de la Ciudad Vieja, hogar del famoso Reloj Astronómico, y no te pierdas la Torre del Ayuntamiento, desde donde se obtienen vistas panorámicas impresionantes. Pasea por el Puente de Carlos, una joya gótica que conecta la Ciudad Vieja con Malá Strana, la Ciudad Pequeña.
Día 2: Explorando Malá Strana y el Castillo de Praga
Dedica el segundo día a Malá Strana, un barrio pintoresco lleno de iglesias barrocas y palacios renacentistas. El Castillo de Praga, uno de los complejos de castillos más grandes del mundo, es una visita obligada. Dentro del castillo, la Catedral de San Vito y el Antiguo Palacio Real son puntos destacados. No olvides pasear por los jardines del castillo y disfrutar de las vistas del río Moldava.
Día 3: Modernidad y Tradición en Nové Město
El tercer día, explora Nové Město, la Ciudad Nueva. La Plaza de Wenceslao es el corazón de esta área, rodeada de tiendas, restaurantes y museos. Visita el Museo Nacional de Praga para una inmersión en la historia checa. Termina tu día en la Casa Danzante, un ejemplo de la arquitectura moderna que contrasta maravillosamente con los edificios históricos de la ciudad.
Praga es una ciudad que se puede recorrer a pie, pero también cuenta con un eficiente sistema de transporte público. Planifica tu viaje con antelación para evitar las multitudes y aprovecha al máximo cada día en esta encantadora ciudad.